ESBOZOS CORPORALES
Laboratorio de danza transdisciplinaria
…no hay secreto en bailar, desde el momento en que la danza se concibe como una experiencia de vida, por lo que irremediablemente a muchos nos pone manos a la obra.
Mary Wigman
Cuando Mary Wigman dice Manos a la obra, me es inevitable sentir esta obra como mi propia vida, mi devenir, múltiples momentos en que puedo elegir pasar de largo y también puedo elegir dejarme traspasar por lo que me mueve, me conmueve y expresarlo, dando un espacio para manifestarlo.
En el pasado curso, en la primera edición del Laboratorio Esbozos Corporales, recuerdo que en el trayecto de “Mi pecho y mis manos”, trabajamos desde la etimología de manifestar, que viene de hacer fiesta con las manos. Este trabajo nos acercó a re-conectar con la alegre energía del propio movimiento, la propia vitalidad, a veces dormida, sensible, atenta, a la espera… o sencillamente dispuesta a dejarse bailar y crear posibilidades de acción. Escuchar a mis manos durante varias sesiones, en su movimiento, en su expresión y así con mis pies, mis piernas, mi cadera, mi columna, mi pecho... nos abrió múltiples miradas y aspectos personales. Cuando abro un espacio donde mi cuerpo es escuchado y a su vez puede desarrollar y expresar, conecto, desde la percepción física concreta, con la historia que me habita. Desde aquí, entiendo entonces este manos a la obra, anteriormente citado, como una tarea, una intención para reconocer a mi cuerpo como recipiente de mi alma, mi deseo, mis incertidumbres. Poder acceder, desde lo corporal, a lugares mas silenciosos y apretados, que desde el movimiento y la experimentación se despliegan. Unas manos que forman parte de un cuerpo al que traigo conmigo, en mi día a día, fiel compañero y cómplice de viaje, a menudo sin darme cuenta. A veces continente de placer, a veces de dolor, con experiencias que contar. ¿Qué historia quiere ser movida en mí? ¿Qué imágenes me habitan y sorprenden? ¿Cuanto permito, en mi cotidiano, la manifestación de estas historias (sentires)? ¿Cuan ocupada está mi intimidad, cuan conectada con mi propio movimiento?
Desde el momento en que la danza se concibe como experiencia de vida, comenta Wigman, aparece el manos a la obra, Aparece para mí, la oportunidad de ver la manera de moverme por el mundo. Puedo dar cuerpo a las voces que ocupan mi carne, mis huesos, mi piel. El cuerpo como la suma de diferentes partes que co-crean un todo, como cuando en el Laboratorio creamos un cuerpo de baile entre todos/as, cada una/o desde su trabajo personal. Me atrae poder percibir a mi cuerpo así como percibir a otros cuerpos danzando su momento, en ese silencio lleno de presencia, de micro-movimientos que dan sentido a algo indefinible y muy bailable, que pueden dar lugar a una micro-política, como diría Rolnik. Momentos, en el aula, entre danzas y escucha, a través del diálogo con otros cuerpos que bailan consignas como: levantarme como si fuera la primera vez, seguir a mis piernas alegres, doy el día libre a mis articulaciones y experimento posibilidades… En estos momentos, veo, en silencio, movimientos cómplices, cuerpos que a menudo, agradecen poder sentir la vitalidad de la propia sangre. ¡Y que maravilla es para mí poderlo esbozar en el movimiento y además hacerlo en grupo! Moverme en lo inacabado, en el espacio “entre”, en el proceso, en la investigación. Me alegra ofrecer un espacio donde podernos equivocar, tachar, borrar, desde la experiencia vivida corporalmente y dejar llegar las reflexiones, las resonancias, donde se multiplican los sentidos a través de la palabra y lo artístico (lo transdisciplinario) desde donde la tarea se expande, para seguir con el siguiente paso, con la siguiente danza. Al moverme emerge algo conocido, que ubico en la mujer o hombre que soy aquí y ahora, dejando aparecer un nuevo sentido para mí, el que transito con el cuerpo. Se hace experiencia algo que estaba guardado, aparece la imagen y se incorpora y con la expresión artística puedo dar continuidad a este camino de reencuentro.
Así pues, cuando conecto con el sentir físico, muchas veces se me abre un atisbo de libertad para seguir y acoger lo que sucede en lo cotidiano, para movilizar el dolor paralizante, para avivar el fuego de la creatividad, dar movimiento a la silueta de mi momento, llenarla con un toque de color, jugar con mi eje, sentir mi espacio seguro… Muchos aspectos se expresan al danzar y de algún modo, siento que al hacerlo, celebramos lo que está latente en nosotros, (un recuerdo, un sueño, un sentir…), así lo vivo en la intimidad desde mi propio cuerpo y cuando soy testigo y cómplice de otros cuerpos danzando.
Deseo que la danza siga su baile para ampliar posibilidades de acción y me/nos permita, si así lo deseo/deseamos, movernos con más autonomía en el desafío que puede ser estar vivas/os y deseantes en los tiempos actuales.
Con todo lo expuesto, mi cuerpo susurra: ¡Manos a la obra!
Eva Roig
Antoine Bourdelle, Isadora Duncan mientras danza
Para mi la danza no es sólo el arte que da expresión al alma humana por medio del movimiento,
sino también el fundamento de una concepción completa de la vida más libre, mas natural.
Todos los gestos producen una respuesta interna, y, asimismo,
tienen el poder de expresar directamente todos los posibles estados del alma.
Isadora Duncan